Oye, Israel: El Señor nuestro Dios, El Señor uno es ~Deut. 6:4

Podemos escondernos de Dios?

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"La razón que por lo general impulsa al humano a esconderse o a esconder, es el pecado. El proverbio dice: “Huye el impío sin que nadie lo persiga: mas el justo está confiado como un leoncillo” (Pvb. 28:1). Y el adagio popular dice también una gran verdad: “El que nada debe, nada teme”, y no tiene por qué esconderse" (Pastor Efraím Valverde Sr.)

Una reacción inata en el humano

"Una de las reacciones innatas en el humano es la de tratar de esconderse cuando presiente que por lo que sabe o que ha hecho, su presencia física lo va a comprometer o a poner en peligro" [1]

Pensamientos y emociones son fáciles de esconder

"En el caso de los sentimientos, emociones, pensamientos e intenciones, es más común y fácil esconderlos de aquellos que sabemos no conviene que se den cuenta" [2]

Qué nos impulsa a escondernos?

"La razón que por lo general impulsa al humano a esconderse o a esconder, es el pecado. El proverbio dice: “Huye el impío sin que nadie lo persiga: mas el justo está confiado como un leoncillo” (Pvb. 28:1). Y el adagio popular dice también una gran verdad: “El que nada debe, nada teme”, y no tiene por qué esconderse" [3]

Intento de Adán y Eva de esconderse

"En el principio Adán y Eva, desde el momento que sus consciencias despertaron al pecado por el conocimiento de la “ciencia del bien y del mal” (Gn. 2:17), trataron de esconderse de Dios, pero descubrieron que les era imposible el hacer tal cosa. En cambio, vieron que sí era posible esconder sus acciones y pensamientos entre sí mismos, y cuando se multiplicaron continuaron haciéndolo al grado de volver a pensar de nuevo que podían esconderse también de Dios" [4]

Actuar del Cristianismo nominal

"Nadie puede negar que ha operado también hasta hoy la corrupción y la violencia. Pero lo más doloroso es mirar esta ola infernal operando no solamente entre el cristianismo nominal, mas aún entre los que profesan haber “nacido otra vez” (Jn. 3:3). Multitud de “cristianos” que con sus obras demuestran que piensan que pueden esconderse de Dios" [5]

Por qué el creyente nuevo decide esconder?

"Cuando el creyente es nuevo en el camino del Señor no se esconde ni de él mismo ni de alguien, antes por el contrario, confiesa y descubre todo lo que hay en su corazón. La presencia de Aquel quien dijo “Yo soy la luz del mundo”, ha embargado totalmente la vida de aquel nuevo creyente, y ahora esa luz no permite que algo esté escondido en alguno de los rincones de su alma. Pero el tiempo sigue caminado y la luz de la franqueza y sinceridad de aquel nuevo cristiano empieza a empañarse cuando comienza a ver que otros, que vinieron al Señor antes que él, no son humildes y sinceros como él esperaba. Pues en sus primeros días pensó que todos sentían así como él y ahora, inclusive, se ha visto obligado a fingir sabiendo a conciencia que aquello no está bien. Al principio se sintió mal por hacer tal cosa por cuanto vivía consiente de que el Señor está mirando no solamente lo que hacemos y decimos, mas también lo que sentimos y pensamos. Mas al paso del tiempo esta reacción muy humana heredada de nuestros primeros padres siguió tomando fuerza en la vida de aquel hijo de Dios.

Ahora viendo que otros hacen también lo mismo, e impulsado a la misma vez por el sutil engaño del enemigo, lo mueve la inclinación muy natural (humanamente hablando) de usar la experiencia que ha adquirido, como también los conocimientos en la Palabra de Dios, para justificar las cosas que ha estado haciendo a sabiendas de que no están correctas, y aún para disimularlas delante de Dios. Ya no es el cristiano que era en su principio, humilde, sincero, sin malas voluntades, sin rivalidades ni enemistades. Por algún tiempo se sintió mal mirando su propia condición, pero llegaron los días en que se le hace más y más difícil humillarse y regresar a su “primer amor” (Ap. 2:4) y confesar su desvío. Ahora determina mejor seguirse escondiendo y disimulando, diciendo: “Yo estoy bien.” Para los que así caminan, la luz de las verdades divinas se ha apagado en sus conciencias y ahora es fácil y común para ellos el esconder sus obras impías. Y en muchos el engaño ha crecido al grado que se han convencido que es posible esconderse hasta de Dios, y ya no sienten mala conciencia. Es a estos a quienes el Señor les dice: “Pensabas que de cierto sería Yo como tú” (Sal. 50:21). Estando ya esa condición, el cristiano puede oír, leer, y aun hablar y predicar sobre las verdades divinas y los frutos del Espíritu, mas ya no hacen efecto en su conciencia porque ya “aprendió a esconderse” hasta de Dios. El apóstol Pablo nos da razón desde los principios de estos “escondidos” y los identifica diciendo que viven “teniendo cauterizada la conciencia” (1 Tim. 4:2) [8]

Actuar de los Hijos de Dios

"En medio de esta corrupción universal donde reina el odio, la maldad y la violencia al igual que en los días de Noé, hay hasta hoy un remanente fiel entre el pueblo de Dios (Israel y la Iglesia) que sabe que de Él no podemos escondernos, antes lo buscamos y anhelamos verle y nos gozamos al oír Su voz. El hijo fiel de Dios que camina en “justicia y amor” (1 Jn. 3:10) no necesita esconderse ni esconder nada. Sabe bien que el Eterno está vigilando sus pasos y vive reconociendo de continuo que únicamente por la Gracia Divina ha sido salvo, que sólo por la misericordia de Dios permanece hoy en el Camino. En él no cabe la apariencia, la jactancia ni la justicia propia. No busca delantales de “hojas de higuera” porque ha preferido “de Cristo estar vestido” (Gál. 3:27)" [6]

Recomendaciones del Apóstol Juan

"El apóstol Juan, por inspiración del Espíritu Santo nos dice: “Y este es el mensaje que oímos de Él, y os anunciamos: que Dios es luz, y en Él no hay ningunas tinieblas. Si nosotros dijéremos que tenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no hacemos la verdad; mas si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si dijéremos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y no hay verdad en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad” (1 Jn. 1:5-9)" [7]

Enseñanza Final

"El que vive caminando en el amor y en la justicia de Dios, vive con paz en su conciencia y tiene comunión con todos los que aman también al Señor. En cambio, “todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, porque sus obras no sean redargüidas. Mas el que obra verdad, viene a la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios” (Jn. 3:20- 21)" [9]


~ Pastor Efraim Valverde Sr.

Referencias

[1] Revista Internacional Maranatha Vol. 54 No. 19 Julio 2013; Pg. 1,

[2] Ibid., pág. 5,

[3] Ibid.,

[4] Ibid.,

[5] Ibid.,

[6] Ibid.,

[7] Ibid., págs. 5 y 6

[8] Revista Internacional Maranatha Vol. 54 No. 19 Julio 2013; Pg. 6,

[9] Ibid.,

[*] Énfasis de nuestroanciano.com



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