Oye, Israel: El Señor nuestro Dios, El Señor uno es ~Deut. 6:4

Las Bodas del Cordero

From http://nuestroanciano.com
Jump to: navigation, search
"El darle curso a las interpretaciones proféticas sin tener revelación divina, y llevados solamente por el espíritu de especulación y de fantasía, ha dado origen siempre, y mayormente en este tiempo que es el último, a doctrinas extravagantes que no engranan con las verdades de Dios" (Pastor Efraím Valverde Sr.)

La importancia de la verdadera Profecía

"El darle curso a las interpretaciones proféticas sin tener revelación divina, y llevados solamente por el espíritu de especulación y de fantasía, ha dado origen siempre, y mayormente en este tiempo que es el último, a doctrinas extravagantes que no engranan con las verdades de Dios" [2]

Sin profecía, lo que hay es fantasía

"Una de estas “fantasías cristianas” es la que enseña que “las bodas del Cordero”[*] es una fiesta en el cielo en la que hay regalos, comida, intercambio de alhajas entre el novio y la novia, y toda clase de agasajos que son comunes en una boda aquí. Los participantes pasan después a pasearse por las calles de oro de “la Jerusalem celestial” donde todo es riquezas, perlas y piedras preciosas. Las mansiones son palacios con jardines con todos los adornos que en este mundo alguien pudiera desear" [3]

Las fábulas cristianas y la prosperidad

"A lo dicho se agregan todas aquellas cosas fantásticas y codiciables que pudieren venir a la imaginación ilusoria que apela a los sentidos naturales aquí, y que pone al creyente a soñar en lo irreal para que ignore lo real. El que aquí tiene oro y riquezas espera tener aún más allá; y el que aquí no ha tenido nada, espera entonces ser poseedor de tesoros fabulosos, de oro y de joyas de valores incalculables. Esta “fábula profética” ha dado, inclusive, auge a la enseñanza popularísima que prevalece hoy en nuestros medios y la cual enseña que el cristiano está llamado para estar rodeado de todos los bienes y bendiciones materiales imaginables" [4]

El Esposo en las Bodas del Cordero

"“la Jerusalem celestial” no es una ciudad de piedras literales. Es el edificio espiritual, edificado con "piedras vivas" como lo es cada uno de los creyentes fieles. El Señor nuestro Dios, quien es "el Esposo", no se va a unir en "las bodas del Cordero"[*] con un Conjunto de piedras muertas, y frías, sino con "la congregación de los primogénitos que están alistados en los cielos" (Hebreos 12:23)" [1]

La Esposa en las Bodas del Cordero

"“la esposa, la mujer del Cordero”, es la misma ciudad celestial de la “Jerusalem nueva”. Así que por principio de cuentas tenemos que reconocer el hecho de que “la Iglesia” es la esposa de Cristo el Señor (Efesios 5:23-27), y la ciudad es “la esposa, mujer del Cordero”. Entonces “la santa ciudad, Jerusalem nueva”, y la Iglesia son la misma cosa. Entonces los integrantes del “pueblo de los santos del Altísimo” (Daniel 7:27), los integrantes de la Iglesia, no vamos a andar por las calles de la ciudad, sino que nosotros mismos somos la ciudad" [10]

“la Iglesia”

Primer acercamiento al significado

"“Las bodas del Cordero” [*] no son entonces el banquete semi-humano que ya he descrito antes, pues tenemos que empezar con fijarnos primero qué es en realidad una boda" [6]

Entendiendo el simbólismo

"La realidad innegable en el caso es, que la boda en sí consiste básicamente en esa unión física de un hombre y de una mujer en la forma que el mismo Señor describe cuando dice: “Así que, no son ya más dos, sino una carne” (Marcos 10:8). Entendiendo entonces esta verdad fundamental pasemos ahora a interpretar correctamente el simbolismo de “las bodas del Cordero”. Reconociendo primero el hecho de que se trata precisamente de un simbolismo[*], pues el esposo en este caso es Dios, es el Señor, y la esposa es el pueblo de Dios en conjunto, o sea la Iglesia integrada en el día de la boda por Israel y los gentiles que fuimos salvos" [7]

Estaremos siempre con el Señor

"Es fácil, por lo tanto, el entender que la unión en “las bodas del Cordero”[*] es un simbolismo netamente de carácter espiritual, pues la verdad es que Dios no es hombre y Su pueblo no es una mujer. Mas así como se une aquí en una boda un hombre y una mujer, “para siempre”, mientras viven, así nos dice la Escritura que nosotros, Su pueblo, “seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:17) [8]

Sólo el hijo de Dios entiende el significado

"El simbolismo profundo y sublime de “las bodas del Cordero”[*] encierra en verdad algo mucho más valioso que todos los objetos de lujos y de riquezas que las bodas de “la fantasía cristiana” implica. Pues describe en una forma en que solamente el hijo verdadero de Dios lo puede entender[*], el amor mutuo e incomparable que existe entre el Señor y Sus santos. De ese amor, el cual al hombre natural le es imposible el poder comprender, nos habla el Espíritu Santo cuando dice: “Si diese el hombre toda la hacienda de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarán” (Cantares 8:7)[9]

Nuestro Lugar como hijos de Dios

"Consideremos qué tan importante es el que reconozcamos cuál es nuestro lugar en “la ciudad del Dios vivo”, en “la Jerusalem celestial””. Sabiendo ahora cuál es en verdad nuestra parte en relación con esas piedras vivas[*] de valores espirituales que nuestro Dios espera que seamos nosotros, vamos a preocuparnos por hacer todo lo que estuviere a nuestro alcance para hacer feliz a nuestro Padre Celestial" [5]

Conclusión

"La simbólica “esposa, mujer del Cordero”[*] que le fue mostrada al apóstol Juan (Ap. 21:9), es la Iglesia del Señor. Es la misma “Ciudad del Dios vivo, Jerusalem la celestial” a que el apóstol Pablo se refiere cuando nos dice, a donde “os habéis llegado” (Heb. 12:22). Pues la Iglesia del Señor es, precisamente, “la congregación de los primogénitos que están alistados en los cielos” (Heb. 12:23). Es “el edificio… un templo santo en el Señor… para morada de Dios en Espíritu” (Ef. 2:20-22). Es también esa “casa espiritual” hecha “no con cosas corruptibles, como oro o plata” (1 Ped. 1:18), sino con “piedras vivas”, edificadas éstas sobre la “Piedra viva”, que es “la Principal Piedra del ángulo” (1 Ped. 2:4-6), como el Señor Jesús" se señaló a Sí mismo (Mt. 16:18). [12]


~ Pastor Efraim Valverde Sr.

Referencias

[1] Valverde, Efraim. “Doctrinas y Mensajes que predicamos, que difieren del cristianismo común”

[2] Valverde, Efraim. “La Esposa, mujer del Cordero”, U.S.A. Publicaciones "Maranatha" of the Church of Jesus Christ in the Americas. Págs. 6,

[3] Ibid. Págs. 6,7

[4]Ibid. Págs. 7,

[5] Ibid. Págs. 25,

[6] Ibid. Págs. 9,

[7] Ibid. Págs. 10,

[8] Ibid. Págs. 11,

[9] Ibid. Págs. 11, 12

[10] Ibid. Págs. 15,

[11] Ibid.

[12] Revista Internacional Maranatha Pg. 5, Vol.61 -N0.18- Octubre-2015

[*] Énfasis de nuestroanciano.com